El candidato a la Presidencia de Ecuador Andrés Arauz ha anunciado en reiteradas ocasiones que de ganar las elecciones utilizará las reservas internacionales del Banco Central para invertirlas en el país.
Las afirmaciones del candidato correísta recuerdan lo que hizo el chavismo con Venezuela: repatriar el dinero público depositado en el exterior y desaparecerlo de las arcas del Estado.
En una entrevista que hizo el diario El Comercio a Arauz, el candidato señaló: «Ecuador recibió USD 4 000 millones del FMI, y los depositaron en Suiza. Queremos que ese dinero se invierta para paliar los efectos de la crisis y generar un alivio de deudas, con bancos, con tarjetas de crédito, con el Biess y dinamizar la economía».
Parece que para Arauz es una buena idea «raspar la olla»; o sea, en pocas palabras acabar con las reservas ecuatorianas porque no tiene idea de dónde sacar.
En vez de crear confianza sobre el sector privado y llamar a más inversiones. Arauz no solo propone repatriar las reservas sino también hacer una cuarentena de dólares donde nadie tendrá la posibilidad de usar su dinero como le parezca.
Fue en 2011 cuando Chávez anunció el retiro de las reservas venezolanas de Estados Unidos y de Europa, y anunció además que nacionalizaría el oro.
El dinero venezolano que estaba custodiado entonces en el exterior regresó a Venezuela, y actualmente se desconoce en qué fue invertido. Hoy, el país gobernado por el régimen de Nicolás Maduro, atraviesa una crisis humanitaria sin precedentes sin tener el dinero necesario para salir de la grave situación.
«Vamos a nacionalizar el oro y vamos a convertirlo, entre otras cosas, en reservas internacionales», aseguró Chávez.
Una década después y justamente tras esa decisión del gobernante chavista, las reservas internacionales de Venezuela cayeron a cifras mínimas en los últimos 30 años.
De acuerdo con Bloomberg las reservas de Venezuela son USD$ 7.470 millones, el número más bajo desde 1989.
Que el candidato correísta aspire a utilizar las reservas internacionales, significa que su solución inmediata a una crisis económica es acudir al dinero público ahorrado y no a mejorar las condiciones financieras del país para atraer dólares e inversiones.